Si bien no existe fecha clara de su construcción, se presume que fue construido durante la década de 1910 y reparado en la década de 1930, manteniéndose original hasta el día de hoy su carpeta de madera.
La obra fue inaugurada con el objetivo de conectar sectores retirados y de difícil acceso con Confluencia, localidad que en aquel entonces contaba con una posta rural, escuela, retén de carabineros, estación de trenes y correo, convirtiéndose en el centro de abastecimiento al cual acudían los habitantes de la zona.
La solicitud de declaratoria fue presentada por los alcaldes de Chillán, Sergio Zarzar y el Portezuelo, René Schuffeneger y desde la comunidad local por la presidenta de la Agrupación Cultural Puente Confluencia y Erwin Brevis, de la Unidad de Patrimonio de Chillán.
"Esta es una solicitud transversal, de hecho es presentada por los alcaldes de ambas comunas. Tenemos el respaldo de la comunidad local, sus autoridades y legisladores", dijo el alcalde de Chillán.
Por su parte el alcalde de Portezuelo destacó la obra como testigo "del temprano desarrollo vitivinícola de toda la región y del país".
La estructura de 521 metros de longitud, está conformada por dos estribos de hormigón armado con muros frontales y laterales, y 26 cepas de cuatro tipos diferentes, en la cual las más antiguas son estructuras tipo marco con 2 pilares inclinados y viga cabezal.
Al aprobar la solicitud de declaratoria los consejeros destacaron como los valores del Puente Confluencia lo siguiente:
Es uno de los escasos ejemplos de puentes de madera que han perdurado hasta la actualidad. Uno de los más extensos del país en su tipo y que está en uso.
Que es parte de un sistema integral entre el ramal ferroviario que va desde Chillán y Tomé y los puentes carreteros que cruzaban los ríos Ñuble e Itata, mediante los cuales se lograba generar una mayor conexión entre localidades del interior de los valles y el ferrocarril.
Como parte de la memoria oral de la comunidad aledaña, se reconoce como un lugar de violación de DDHH, siendo el asesinato del Sr. Orlando Riffo, Dirigente Vecinal, el cual fue liquidao por agentes del Estado en el año 1973, el caso más emblemático consignado por el Informe Rettig.
En términos sociales, la comunidad lo reconoce como un espacio de identidad y pertenencia, en tanto es la única construcción que ha acompañado hasta el día de hoy la historia del poblado.
La solicitud de declaratoria será remitida al Ministerio de Educación para la dictación del decreto que lo declara formalmente como Monumento Nacional.
