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El Aprendiz

  • Imagen del monumento El Aprendiz
Dedicado A: 
Representa La Construcción Del Hombre Por Si Mismo
Localización: 
Maule, Curicó, Curicó
Dirección: 
Alameda Manso de Velasco con Arturo Prat
Referencia Localización: 
Alameda Manso de Velasco con Arturo Prat
Categoría: 
Monumentos Públicos
Tipología: 
  • Escultura
Mandante: 
Logia Luz Perseverancia N°43
Fecha de Inauguración: 
01/05/2013

Este monumento se encuentra ubicado en la intersección de la Alameda Manso de Velasco con Arturo Prat, en la ciudad de Curicó. Fue inaugurado el primero de mayo del 2013, por solicitud de la Logia Nº 43 “Luz Perseverancia” de la Gran Masonería de Chile. El monumento representa el símbolo masónico de la “construcción del hombre por sí mismo”. Tanto los materiales como la representación figurativa dan cuenta del proceso de iniciación del aprendiz, a quien se le insta a desarrollar una voluntad firme en el “desbastado” y el “pulimento” de la roca bruta, que cada masón debe pulir y transformar. Este es el símbolo del trabajo del masón consigo mismo, que se lleva a cabo con los primeros elementos que la orden otorga a los iniciados: el mazo y el cincel, los símbolos de la voluntad (mazo) y la inteligencia (cincel). Este proceso de trabajo es considerado como una obra de regeneración, llevada adelante por la voluntad y la inteligencia, que permiten dar orden al caos, dar forma a lo que no lo tiene. Por ello, la simbología constructiva recorre a la organización, relacionándola con sus antecedentes históricos en la Edad Media, donde agrupaba a los artesanos constructores y arquitectos de las catedrales.

Por estos motivos, la escultura figurativa representa a un trabajador aprendiz con un mazo en su brazo derecho, elevado, con un cincel en su mano izquierda, sobre la roca que está esculpiendo en el proceso de regeneración. Al respecto, Francisco Ariza señala: “Con el cincel de la inteligencia, impulsado por el mazo de la voluntad, el aprendiz va limando y corrigiendo las aristas y asperezas de su piedra bruta, separando lo ‘espeso de lo sutil’, el ‘caos’ del ‘orden’, lo ‘profano’ de lo ‘sagrado’”. La masonería se asentó en Chile con el comienzo del proceso independentista. Los primeros masones fueron reclutados por el revolucionario Francisco de Miranda, en la Logia Lautarina, o Logia de los Caballeros Racionales, donde participaron destacados líderes del proceso de independencia, como Simón Bolívar, Andrés Bello, José de San Martín y Bernardo O’Higgins.

Esta logia se disolvió en 1820, una vez conseguido el proceso independentista en el continente americano. Tras ello, en 1827 se fundó en Santiago la Logia Filantrópica Chilena, la que difundió el ideario liberal. Tras la batalla de Lircay, en la que triunfó el bando conservador, la logia se disolvió. En 1850, en Valparaíso se reabrió una nueva logia ligada a la francmasonería. Ese mismo año se organizó la Sociedad de la Igualdad, a partir del Club de la Reforma, reuniendo a Santiago Arcos y Francisco Bilbao. Como demuestra el historiador Cristián Gazmuri, esta sociedad se inspiró en las ideas revolucionarias de la Revolución de 1848 que sacudió los principales países europeos, planteando la necesidad de una transformación violenta y acelerada de la sociedad como una forma de afrontar sus problemas sociales, económicos y morales. En Chile esta sociedad se vinculó con los trabajadores artesanos, impulsando el ideario de lo que el historiador Sergio Grez ha denominado el “liberalismo popular”, es decir, una interpretación popular de los principales postulados del ideario liberal, que será desarrollado con fuerza con posterioridad por las sociedades mutuales y, políticamente, representados por el Partido Democrático.