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Chile Central en Llamas

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Miguel Lawner: "Los esfuerzos del gobierno por enfrentar una emergencia tan inusual, han sido enormes"

Miércoles, 1 Febrero, 2017

Los incendios forestales que azotan la zona centro sur del país desde hace quince días, han devorado hasta ahora algo más de 500.000 hectáreas de importantes zonas forestales, bosque nativo, viñedos, pastizales, grandes y pequeños aserraderos, instalaciones industriales, modestas actividades artesanales, la flora y fauna de las tierras arrasada y sobre mil viviendas totalmente destruidas.

Es una catástrofe descomunal, con consecuencias sociales, económicas y culturales muy difícil de dimensionar en estos momentos.

Chile tiene una experiencia milenaria en materia de terremotos y maremotos. Ya la leyenda mapuche de las dos serpientes en lucha: Ten-Ten Vilú y Cai-Cai Vilú, viene a ser una dramática descripción de algún maremoto ocurrido quién sabe cuántos años antes de la llegada de los conquistadores españoles.

Pero una hoguera indomable, tan extensa y voraz, que no se deja abatir, que renace una y otra vez, es un fenómeno amedrentador, inédito en nuestra historia. Tengo la impresión que enfrentamos una catástrofe de impacto psicológico mayor que los terremotos o los aluviones, fenómenos reiterativos en nuestra historia, que conocemos y hemos aprendido a enfrentar.

Los esfuerzos del gobierno por enfrentar una emergencia tan inusual, han sido enormes. El despliegue abnegado de bomberos, brigadistas, policías y fuerzas armadas es muy impactante, a ratos sobrecogedor. Recordemos que el Cuerpo de Bomberos está integrado por personal voluntario, que apenas descansa para tomarse un refrigerio, o para tenderse unos minutos en colchones inflables desplegados en terreno.

Su acción está complementada con el despliegue de una impresionante flota aérea, integrada por numerosos helicópteros que descargan sus bolsas de agua, regresando una y otra vez. ¡Qué decir de los gigantes aéreos!: el Supertanker y el Iliushin arrojando toneladas de agua a fin de enfriar los focos más activos.

La solidaridad internacional ha sido impresionante. Han llegado 600 brigadistas extranjeros provenientes de 14 países como Argentina, Perú, Francia, México, España, Colombia, Brasil, Canadá y otros. Brasil ha enviado aviones Puma adaptados especialmente para contener incendios.

En fin, resultan mezquinos e indignan los esfuerzos de la derecha por intentar sacar provecho político de la catástrofe, así como sus centros de estudio dando a conocer en estos momentos, encuestas señalando que el 75 % de los chilenos desaprueba la forma de enfrentar la catástrofe.

Ustedes saben que yo he sido bastante crítico de la forma como ha enfrentado este gobierno la reconstrucción de las zonas afectadas por sismos o aluviones. Pero admito que ha sabido enfrentar las emergencias tanto ayer como ahora.

Por primera vez, la catástrofe afecta una zona preferentemente rural, lo cual obliga a repensar los mecanismos habituales de apoyo. Pongo por ejemplo el subsidio de arriendo, que si bien puede operar en ciudades como Valparaíso, por su gran oferta de arriendos dada la magnitud del parque habitacional existente, no funciona en Santa Olga o El Almendral, porque la localidad urbana más próxima Constitución es muy pequeña, y ya los propietarios duplicaron el valor de los arriendos que antes de los incendios fluctuaban entre $100.000 a $ 150.000.

Es indispensable generar nuevas estrategias de carácter solidario, que inevitablemente implican un mayor involucramiento del Estado, evitando los mecanismos mercantiles, sobradamente conocidos por la mala calidad de los productos ofrecidos.

Abrigo la esperanza que con el apoyo de las Universidades y de los Colegios Profesionales, podamos ofrecer alternativas que hagan posible un correcto Ordenamiento Territorial, compatibilizando la actividad forestal con la mínima seguridad que exige todo asentamiento humano. Esta es una asignatura que no puede esperar. No podemos permitir la repetición de una hecatombe como la que hoy nos afecta.

Desde el incendio en Valparaíso de 2014, que consumió 2.000 viviendas, quedó clara la necesidad de crear un cortafuego separando el bosque del Camino de la Pólvora. Se originó un nuevo incendio meses atrás y volvimos a plantear lo mismo.

Confío que la magnitud de la presente tragedia, haga posible un cambio auténtico en las políticas públicas, legislando de verdad en beneficio del bien común.

Miguel Lawner

Santiago

01 de Febrero de 2017