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AVANZA PUESTA EN VALOR DE LA CULTURA CHINCHORRO COMO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

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Las momias Chinchorro son las más antiguas del mundo (6.000 á 2.000 a.C.) que se conocen a la fecha. Traen al presente la desarrollada religiosidad de esta cultura y están en el proceso de reconocimiento sobre su importante aporte a la humanidad.

Lunes, 15 Febrero, 2010

Las momias Chinchorro son las más antiguas del mundo (6.000 á 2.000 a.C.) que se conocen a la fecha. Traen al presente la desarrollada religiosidad de esta cultura y están en el proceso de reconocimiento sobre su importante aporte a la humanidad.

De acuerdo a lo convenido entre la Universidad de Tarapacá y el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), en septiembre de este año se deberá haber elaborado el borrador de la postulación de los sitios arqueológicos de la Cultura Chinchorro a la Lista del Patrimonio Mundial, sobre la base de los criterios concordados en la reunión internacional realizada en enero en Arica para evaluar su carácter excepcional desde una perspectiva comparada. En esa oportunidad, expertos nacionales y extranjeros, encabezados por Nuria Sanz, jefa de la Sección para América Latina y el Caribe del Centro de Patrimonio Mundial de UNESCO, coincidieron en valorar los sitios como una obra maestra del genio creador del ser humano.

El encuentro fue un avance significativo en trabajo, emprendido por la Unesco y el Estado de Chile, para relevar en el marco de la Convención del Patrimonio Mundial a los sitios de esta cultura de cazadores y recolectores. Según lo ha manifestado Nuria Sanz la particularidad de este proceso es que busca reconocer un asentamiento tradicional que representa la obra de una cultura ancestral. La gran mayoría del 890 declarados hasta ahora corresponde a monumentos arquitectónicos legados por grandes culturas de épocas posteriores, estando subrepresentados en la Lista del Patrimonio Mundial los sitios representativos de las culturas más pretéritas.

El documento borrador deberá identificar las claves para justificar el valor universal de los sitios Chinchorro, así como contemplar claves para una conservación sustentable.

Al realizar esta postulación, desde ya, Chile se compromete a proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural y natural de los Chinchorro, reconociendo que esta función le incumbe primordialmente, y que debe actuar con ese objetivo por su propio esfuerzo y hasta el máximo de los recursos que disponga.

Obra Maestra

Las prácticas mortuorias, con un conocimiento exhaustivo del entorno para la momificación, y la complejidad social de este grupo de cazadores y recolectores sedentarios con gran profundidad temporal, son algunos de los atributos de los Chinchorro que los hacen merecedores del título mundial.

Sus sitios testimonian un intercambio considerable de influencias, durante un período concreto o en un área determinada, en los ámbitos arquitectónicos y tecnológicos, artísticos y urbanos. Esto, a su vez, está asociado con acontecimientos y tradiciones vivas, ideas, creencias y obras artísticas y literarias con un significado universal excepcional.

Las antiguas momias son el atributo más conocido de la Cultura Chinchorro, y son testimonio de las razones para su conservación, porque no sólo existen gracias al clima del norte de Chile, sino que debido a complejos rituales religiosos. Estos cazadores y recolectores "preparaban a sus difuntos con complicadas sesiones de momificación, que consistían en vaciar el cuerpo, rellenarlo con material biológico, reparar con madera los huesos faltantes y modelar determinadas zonas (pechos, rostro y pelvis) con barro", según explica el arqueólogo evaluador del CMN, Francisco Silva.

El trabajo de los arqueólogos y antropólogos físicos chilenos, en particular los de la Universidad de Tarapacá y de su Museo de San Miguel de Azapa, demuestra que esta práctica se aplicó por igual a hombres, mujeres y niños, lo que revela una profunda y compleja cosmovisión. En efecto, el arqueólogo del CMN explica que además la Cultura Chinchorro tenía un ritual en el que, "cada cierto tiempo se desenterraban las momias para ser exhibidas y luego devueltas a su lugar, lo que revela complejas estructuras religiosas cíclicas, con conocimiento astrológico y creencias en el más allá". Además por la cantidad de hallazgos con momias similares "se puede deducir que estos cazadores no hacían distinciones de clase social, a diferencia de las grandes civilizaciones".

La fascinante complejidad religiosa de los Chinchorro permite una reflexión expuesta por los expertos que se congregaron en Arica. Gary Urton, profesor de Harvard en entrevista con El Mercurio lo explica en términos simples: "cualquier persona, sea pastor, recolector, pescador o ingeniero químico de una universidad europea, tiene la misma capacidad de aprender y pensar sobre las preguntas básicas de nuestra existencia. La noción de que hay gente más inteligente por tener una economía o una tecnología más sofisticada, es una herencia del colonialismo".